domingo, 4 de noviembre de 2012

Teatro en la gran pantalla para pequeños cartógrafos

A menudo recurro a una tabla de salvación para avistar mejor la orilla. Hago la siguiente prueba: esbozo en mi mente las líneas que dibujó en su día Saint-Exupéry a modo de falso sombrero (ése que protege pero también oculta el sol). Y veo la boa que se ha tragado a un elefante. O... no sé, a una niña que, buscando algo a cuatro patas, queda cubierta bajo una alfombra, por ejemplo.Entonces aparece la playa también: mi Moonrise Kingdom. Suspiro de alivio, sigo viva, cierro los ojos y el fondo es de un naranja intenso; los abro y sólo hay azul cielo.
Wes Anderson no sólo plantea los trazos sino que escenifica con todo detalle la fabulosa experiencia iniciática del abandono de la niñez. De la conversión en persona, no en mayor. Cuando empieza a descubrir  con qué se queda de ese niño que  un día soltaron al mundo, para ahora fundar su reino.
Y me quedo con el ritmo ágil, el humor, ironía y puntillas constantes, la aparatosa contundencia de sus escenarios. Pero sobre todo con lo humano. Bill Murray, Frances McDormand,  unos inspirados Bruce Willis y Edward Norton, Tilda Swinton... Son un ejército perplejo ante la osadía de dos mocosos fugitivos que se enamoran. Se conocen con doce años en una representación escolar, en la que quedan prendados el uno del oto. Conectados como almas gemelas en un mundo en el que no encuentran su sitio y del que se defienden con uñas y dientes. Una niña incomprendida y un desahuciado huérfano. Suzy y Sam; Sam y Suzy.

"Qué clase de pájaro eres tú?"



Los niños no son crueles, sólo están desorientados buscando su camino. Cartografían y exploran el mundo para llegar hasta su territorio propio. Los que se atreven a dejarse guiar por lo que creen que es bueno y se libran del contagio: de la frustración de padres que, como el de Suzy, ha quedado atrapado en un rumbo equivocado. Que ahora tala árboles en lugar de vidas que paguen por su tristeza.
De un campamento de scouts llegamos a todo un universo contenido en la pequeña isla de Saint Penzance. De la primera obra de teatro, a través de aventuras, protocolos de actuación contra criaturas "emocionalmente perturbadas", intrigas e hipocresías descubiertas, o revelaciones llenas de ternura, arribamos a la escena cumbre. Swinton encarna lo paradójica y estúpida que puede llegar una sociedad sobreprotectora, temerosa de desviaciones y giros desestabilizadores. Justo antes de que ocurra lo ya anunciado. La Gran Tormenta.  
Por qué tener prisa? A veces no es prisa: es la consciencia de que la playa está tras la próxima ola, y de que ésta podría ser la que, en vez de dirigirte hasta allí, te hundiese hacia el fondo. Mejor estar agarrado a alguien al que quieras.

Tráiler de la película

Suzy: "Te envidio por ser huérfano, los huérfanos vivís toda clase de aventuras"
Sam: "Te quiero, pero no sabes lo que dices"

2 comentarios:

  1. Tati, interesante el blog, sin duda, más aún para la gente de Vigo, variados temas e información.
    Saludos.

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    1. Muchas gracias, Mauricio! que sé que Vigo te gusta mucho, así que tienes una ventanita aquí para cuando quieras!! un saludo!

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