viernes, 16 de noviembre de 2012

Contamíname



Se consolida un nuevo género "periodístico" en algunas revistas: el breve de terror
No puedo evitar comentarlo. Porque me da miedo. 
10 noticias que recogen las novedades flash más "in" de la capital, tan tan top que no pueden ser más highway. Ni sé ya cómo calificarlas. No capté el halo de deseo que hace que te sumes a estas tendencias de lujo. 
Atención:

"Omnia: Un gimnasio de lo más innovador - I+D? - para entrenar como un profesional. (...) como si fueras un deportista de elite y con un control médico igual al de éstos".

No quiero ser Michael Phelps ni Cristiano Ronaldo. Si no me van a pagar lo que al segundo, y voy a pagar una buena cuota por entrenar tanto como el primero, no creo que me interese. No para tener el mejor gimnasio de la ciudad y el mejor club social de las fuentes con botoncito o colarme en las conversaciones de las niñas bien en un vestuario-spa.

Hasta aquí es todo más o menos normal. La sorpresa y la innovación vienen de la mano del "sistema de aire puro al 99,995%" que se ha instalado en el gym. Ahí está la innovación. Y el desarrollo.

El soma me revienta las sinapsis y, a pesar de disfrutar de un aire ciertamente más puro que el de la Gran Vía madrileña, me mareo. 
Es verdad que algunos objetos como el tenedor, en principio un artículo de lujo, hoy nos parecen imprescindibles o cotidianos. Vino de Oriente cuando, en el SXI, la bizantina Teodora se casó con el Dux de Venecia. A la que tacharon de extravagante por sus refinadas maneras orientales. Después, Catalina de Médicis lo llevó a Francia en el SXVI, también al ser casada con Enrique II. Era un poco peculiar, porque lo usaba para comer y rascarse la espalda... Aun así, el tenedor fue desplazado por cursi hasta el XVIII. Antes se comía con las manos o con una cuchara, como mucho. Lo digo porque he escuchado muchas veces este argumento en defensa del progreso social que el lujo reporta, supuestamente. 
Como hemos mejorado, dependemos de internet y del teléfono - móvil, y con whatsapp -, tenemos cincuenta modelitos de ropa, aparatitos de tecnología punta cuando somos unos amateurs de primera y una lista de la compra casi gourmet. Muchas cosas nos pueden hacer mejores, vivir más y mejor; o mucho peores y existir poco y mal.

Últimamente no veo progreso, ni desarrollo ni innovación. Chorradas, a montones. Chorradas muy chic.
Suspiro y respiro  hondo el aire impuro de camino a casa. No es primavera, pero el deshielo me cae en la cabeza. Mierda! Mi trench!

Desayuna con diamantes y all bran

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