HOY, 7 de octubre, el broche de la tarde.

- Con clientes así, da gusto!
- No es irónico, no? - respondí al momento, alarmada porque quizás mi celo en examinar cada pieza de las que Ana y Lola tenían pulcramente expuestas, las desesperase.
- No, en serio!
- Por qué, os revuelven mucho las piezas?

Ése fue el comienzo de una larga conversación intercambiando impresiones y preguntando, yo, para conocer su visión sobre el pequeño comercio en Vigo. Con esta crisis no de fondo sino de pleno; que no mata, si haces como ellas y renuncias a un local, pero sí ahoga largamente hasta que se coge aire a bocanadas en la superficie.


Mi muñeca ya cuenta con una de sus criaturas. En verde y de madera, la miro y me recuerda a una Pucca pero japonesa, y más bonita que la coreana. En este caso, no muy complicada de hacer, y muy asequible. Para compensar el trabajo de piezas muy elaboradas y originales: los broches de colibrí, construidos literalmente a partir de cuentas de colores, con todo detalle y estructura articulada - un pequeño mecano - son sólo uno de los animales que montan con paciencia y esmero. Éste es el más caro, 5 eur. Los hay desde 3,5: pingüinos, cerditos, vacas, cocodrilos... Realmente sorprendentes. Con materiales sencillos y horas  trabajo detrás, que no se pagan con el precio de venta. No hay fotos, así que tendréis que pasaros o escribirles para conocerlos...

Es que no suponen sólo muchas puntadas por minuto; aquí no se fabrica, se crea. Por pasión, como vía de relajación, porque hay niños pequeños a los que hacer juguetes, ropa, patucos. Como antes, por gusto y economía. Para vivir es complicado que alcance. Pero como ayuda, con tenacidad, tiempo y el boca-oreja, sobre todo, va muy bien.

El "negocio", así, entre comillas, de lo que  las revistas, los blogs (...) y los tutoriales de You Tube llaman DIY (do it yourself: hazlo tú mismo) parece que ha explotado de golpe y todo el mundo corta y cose, "tunea", adorna o simplemente "parchea", como algunos, entre los que me incluyo. pero con arte, eh? No se puede notar, somos los chapuceros resolutivos.
Lo bueno es que, como explica Lola, esto deriva muchas veces en un movimiento solidario de colaboración entre artesanos: tú me vendes esto, yo te lo cambio por aquello... Y proliferan los talleres como los de las tiendas de abalorios de Ronda de don Bosco.

Tienda de cuentas, piezas de Swarovski, cristal checo o fornitura. Foto sacada de Páxinas Galegas.


El material estrella de Ana es el cuero. Traído de Argentina, convertido en fundas, pulseras, llaveros o, incluso, un soporte para las botellas de vino. Entre uno y 5 euros. 20 el soporte. Y "qué caro, le reclaman en el puesto". Especialmente, cuando trabaja en Samil.

Lola tiene un bebé de un año recién cumplido.  

Es que los mercadillos son peculiares no tanto en los productos de venta como en la clientela. Está el que, precisamente, valora tener una pieza exclusiva y más barata que en grandes superficies, y el que pierde el norte ante la perspectiva de hacerse con la ganga. El regateo es frecuente, cosa que no ocurre en otros puntos de venta, como cuando "compras un traje en el Corte Inglés", se queja Ana.

Y Lola... yo me quedo con los citados broches y sus artículos para niños. Se define como una "madre polifacética", y explica cómo poco a poco llegan esas bocanadas de oxígeno: "hace poco, una cesta se mandó a China, se reciben más encargos... El  último, unos 50 detalles para un bautizo" que pidió una clienta  ya habitual.

Cesta de regalo para Aroa.

Un poco de suerte y se notan los avances. "Depende mucho del lugar en que te encuentres del mercadillo. Hoy estamos aquí - al lado del MARCO - y hay mucho más movimiento de gente" que, por ejemplo, a partir de Velázquez Moreno, donde una valla salva a puestos y transeúntes despistados de los coches. Y no hay otra manera de callejear que despistado, centrado en los cuadernos decorados, abundante bisutería y ropa, originales juguetes, talleres de pintura, y música de fondo a todo volumen por la proximidad de los altavoces. Hay zonas mejores y peores, en este espectáculo, como en el teatro. Se paga un abono por zonas más o menos delimitadas y la asociación de pequeños comerciantes, Zona Centro Vigo  hace el reparto. No siempre te sale bien, pero siempre te queda el primer sábado de cada mes para continuar conquistando seguidores, como yo: http://cosoycanto.blogspot.com.es/.