jueves, 24 de enero de 2013

Crónica de las flores de altas cimas: les grands

Último día de moda en París. Hasta la siguiente cita, con el Prèt-a-porter. 
No es lo mismo. La Alta costura, dejando aparte precios y exclusividades, me seduce por su libertad creativa y mimo de artesano. Y la teatralidad de la puesta en escena. Me conquista como la belleza de las catedrales, que subyuga el espíritu incluso sin fe de por medio.

El mundo debe de estar muy feo y peligroso, que los creadores se refugian en bosques y jardines, motivos vegetales y algunos pastiches. Sin dejar de lado que, como no podía ser de otra manera en un arte que viste para soñar, sobresalen piezas únicas que provocan suspiros. Pero, en general, las princesas o falsas guerreras parecen encerrarse en un castillo, zurciendo maravillas, esperando a que escampe, o viajar en primera, como mucho.

Fotos: www.fashionising.com

Dior
inauguró su nueva etapa con Raf Simons desfilando por un jardín sinuoso, ceñido a un tema muy concreto y evidente: la primavera. Jugó con los largos, los materiales y las pinceladas de color que vamos añadiendo y asumiendo plenamente a lo largo de la estación; desde los pasteles hasta los más vivos. En mi opinión, fue un desfile muy bonito, que puedes ver en su página web. Con líneas sencillas y acabados perfectos. Éstos son algunos de los vestidos más bonitos que he visto esta semana:


 

 



Lagerfeld, con mucho mayor afán de espectáculo, ideó siembargo lo mismo que Dior, un bosque. El de Chanel, nevado, más grande y más tenebroso. Como sus modelos, mujeres de cuento que, sin perder las enseñas de la actual firma como las botas altas bordadas de encaje - siempre que pienso en Chanel me vienen a la cabeza diferentes versiones, más o menos lady, más o menos oscuras, de niñas enfundadas en tweed y "leggins"-. Eran botas, botas pip-toe, que dejaban las unas al aire. A pesar de la escarcha, se trataba de la temporada de primavera-verano. Como siempre, el patronaje es impecable, avalado y alabado por la crítica en cada desfile. Esta vez hacía especial hincapié en maneras distintas de resaltar los hombros a través de las formas. Pero no me hace soñar, no desearía sus creaciones más que otras porque no me emocionan tanto. Aunque hay días en que esa muñeca rebelde o mal avenida, "lady lolita rockera", tiene su punto. Esta temporada me sorprendió la cantidad de referencias victorianas o a formas retro, siempre con vocación  de mirar al futuro. La avalancha de flores suavizó un tanto el resultado. La guinda al espectáculo, no  a la colección, la puso la salida final de dos novias con un niño de la mano. Ahora que Francia, tan avanzada para otras cosas pero tan tradicional como para mantener un círculo selecto y hermético de casas de costura, se debate que parejas del mismo sexo puedan adoptar o no. Le temps neuf!!

 

 

 

 


Valentino alude a la naturaleza y, con sus frágiles maniquíes, delicadas y núbiles, quiere conquistar a las clientas más jóvenes de demandan costura. Y va más allá, con vestidos francamente espectaculares que parecen surgir de los cuerpos de las modelos. A medida que avanza el desfile pasamos de formas clásicas de los cincuenta y sesenta y un minimalismo que roza la castidad medieval. Trajes que cubren casi por completo a damas románticas, que a su vez se encuentran detrás de las verjas de sus jardines. Poco a poco se abre paso a la exuberancia y el virtuosismo. Junto a la elegancia contemporánea más atrevida de Valli, mi favorito. Blanco, crudos y dorados, rojo Valentino - cómo no -, negro y, ésta vez, toques de varios tonos y un genial verde pastel nacarado.







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